Familias en carretera: viajes cien por cien seguros
La vuelta de la Semana Santa a la normalidad hace que se abran nuevas perspectivas de fines de semana largos para disfrutar en familia saliendo unos días de casa. Porque, ¿quién de nosotros no ha mirado el calendario para ver cuándo era el próximo puente? La llegada del buen tiempo invita más si cabe a esas escapadas en coche en las que, aunque sólo sean salidas de un día, no hay que bajar la guardia en cuanto a seguridad se refiere. Y es que los datos que maneja la DGT revelan que se producen más accidentes en trayectos cortos y conocidos que en grandes desplazmientos. En estos casos, el conductor se confía y, generalmente, asegura peor a los niños.
Por eso es importante evitar lo siguiente, que suelen ser los errores más comunes a la hora de llevar a los niños:
Llevarlos en sillas que no se corresponen con su tamaño y peso.
Llevarlos en el sentido de la marcha cuando todavía el niño tiene edad de ir en sentido contrario (hasta los 4 años si la estatura lo permite). Ir en el sentido contrario a la marcha del coche hace que, por la propia inercia, el cuerpo del niño repose en el respaldo. De esta manera, se protegerá mejor la cabeza, el cuello y la columna frente a las lesiones más graves.
No llevar bien ajustadas las bandas y arneses de las sillitas o el cinturón.
Sentar al niño con la mochila incorporada.
Cambiar el tipo de silla o pasar al cinturón antes de tiempo, o aguantar con la silla demasiado tiempo.
Llevar a los niños delante cuando hay sitio detrás; si hay un choque, se producen más lesiones, y son más graves, si se viaja en el asiento delantero.
Subir y bajar a los niños del coche por el lado de la calzada; se debe hacer siempre por el l ado de la acera para evitar atropellos.
Llevar objetos sueltos por el coche: en caso de impacto, se convierten en auténticos proyectiles.
Hay que tener en cuenta que los niños siempre son los que peor salen parados en caso de accidente. Las lesiones más frecuentes son:
Hasta los 2 años, en el cuello : está provocadas por la diferencia de tamaño entre la cabeza y el resto del cuerpo y por la fragilidad de su columna vertebral.
Entre los 2 y los 4 años, de cabeza : las vértebras aún no son lo suficientemente fuertes para sorpotar las desaceleraciones bruscas.
De 4 a 10 años, de abdomen : tienen mayor riesgo de sufrir hemorragias internas o lesiones abdominales, ya que los órganos aún no están lo suficientemente fijados a su estructura muscular.
Damos algunas claves para un viaje sin problemas:
Los arneses de la sillita y el cinturón deben ir perfectamente ajustados al cuerpo y no deben estar holgados, doblados o retorcidos. Asimismo, hay que evitar que el niño vaya con muchas capas de ropa.
Los alzadores deben ser con respaldo para proteger mejor al niño en los golpes laterales. Además, ayudan a guiar mejor el cinturón sobre el cuerpo. En estos casos, el cinturón debe pasar por encima de la clavícula, sobre el hombro pero sin tocar el cuello, y la banda vertical debe ir lo más abajo posible, sobre la raíz de los muslos, y nunca sobre el abdomen.
El asiento trasero central es el más seguro; en caso de choque, es donde el niño va más protegido ante los desplazamientos e impactos laterales y frontolaterales, que son más peligrosos que los frontales.
Los niños nunca deben ir con los brazos fuera de los arneses (saldrían despedidos exactamente igual que si no los llevaran), y tampoco deben soltar ningún agarre. Se podría producir el llamado ‘efecto submarino’, esto es, que se vayan deslizando por abajo, de modo que el sistema de retención perdería toda su efectividad.
Y recuerda: el niño debe ir seguro desde sus primeros viajes, dentro de la tripa de su madre , y por eso es obligatorio el cinturón para las embarazadas; y desde uno de sus trayectos más importantes, desde el hospital en el que ha nacido hasta su casa. Los padres jamás deberán llevarlos en brazos: la velocidad máxima a la que un adulto es capaz de sujetar a un niño es sólo de 5 km/h.